¿Qué es un examen físico completo y cuándo debe realizarse?

La forma más precisa en la que una persona puede saber cómo está su estado de salud general, es mediante un examen físico completo.

 

Esta revisión exhaustiva de la salud implica una serie de pruebas, mediciones y evaluaciones realizadas por un proveedor de atención médica para evaluar los sistemas del cuerpo e identificar posibles problemas de salud o afecciones que aún no presenten síntomas. Los exámenes físicos regulares son esenciales para la atención médica preventiva, ya que permiten a los médicos detectar signos tempranos de enfermedad, ofrecer orientación sobre opciones de estilo de vida saludables y fortalecer la relación médico-paciente.

 

¿En qué consiste un examen físico completo?

 

Un examen físico completo generalmente consta de varios componentes, que incluyen una revisión del historial médico, una evaluación física, pruebas de diagnóstico y asesoramiento. Estos son los elementos clave:

 

Revisión del historial médico: el médico comienza haciendo preguntas sobre su historial médico, antecedentes familiares, hábitos de estilo de vida (p. ej., dieta, ejercicio, tabaquismo, consumo de alcohol) y cualquier medicamento actual. Esto ayuda a identificar factores de riesgo para ciertas enfermedades, como enfermedades cardíacas, diabetes o cáncer, que pueden requerir una mayor investigación o medidas preventivas.

 

Signos vitales: el médico medirá sus signos vitales, como la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria y la temperatura. Estas lecturas brindan información sobre su salud cardiovascular y ayudan a detectar posibles problemas como hipertensión, arritmias o fiebre.

 

Examen físico:

 

Cabeza y cuello: el médico inspeccionará sus ojos, oídos, nariz y garganta para detectar signos de infección, anomalías o afecciones como cataratas, pérdida de audición o cáncer de garganta. Es posible que revise sus ganglios linfáticos para ver si hay hinchazón, lo que podría indicar una infección o afección subyacente.

 

Tórax y pulmones: el médico escuchará su corazón y pulmones con un estetoscopio para verificar si tiene latidos cardíacos irregulares (arritmias), soplos y afecciones pulmonares como neumonía o asma.

 

Abdomen: se palpa el abdomen (se presiona suavemente) para evaluar el tamaño de los órganos internos como el hígado, el bazo y los riñones. El médico también escuchará los ruidos intestinales, que pueden brindar información sobre la salud gastrointestinal.

 

Sistema musculoesquelético: el médico puede evaluar sus articulaciones, músculos y huesos para detectar signos de artritis, rigidez o anomalías.

 

Piel: un examen minucioso de la piel ayuda a identificar lunares sospechosos o lesiones cutáneas que podrían ser signos de cáncer de piel, así como afecciones como eczema o psoriasis.

 

Examen neurológico: un control neurológico básico puede incluir la evaluación de los reflejos, la fuerza muscular, la coordinación y la función cognitiva, para identificar posibles problemas relacionados con el sistema nervioso.

 

Pruebas de laboratorio y exámenes de detección: según su edad, sexo y factores de riesgo, el médico puede solicitar análisis de sangre, análisis de orina, niveles de colesterol y exámenes de detección de afecciones específicas como diabetes, anemia o infecciones de transmisión sexual (ITS). También se pueden recomendar otras pruebas preventivas, como mamografías, pruebas de Papanicolaou y colonoscopias, según su estado de salud y perfil de riesgo.

 

¿Cuándo se debe realizar un examen físico completo?

La frecuencia de un examen físico completo depende de varios factores, entre ellos la edad, el historial médico y los factores de riesgo de determinadas enfermedades. Sin embargo, existen pautas generales que pueden ayudar a determinar cuándo deben realizarse estos exámenes:

 

• Exámenes anuales de rutina: para los adultos, se suele recomendar un examen físico anual, especialmente para los mayores de 40 años. Los controles regulares son esenciales para controlar la salud general, actualizar las vacunas, detectar posibles enfermedades y recibir asesoramiento sobre cambios en el estilo de vida.


• Para niños y adolescentes: los pediatras suelen realizar exámenes físicos durante los controles regulares en varios intervalos a lo largo de la infancia, con un enfoque en el crecimiento y el desarrollo, las vacunas y la detección temprana de problemas como problemas de visión o audición.

 

• En etapas específicas de la vida: a medida que las personas envejecen, puede surgir la necesidad de controles más frecuentes:

 

• Mayores de 50 años: los adultos mayores de 50 años pueden necesitar exámenes de detección más frecuentes para afecciones como presión arterial alta, diabetes, osteoporosis y ciertos tipos de cáncer (p. ej., colon, mama, próstata). La frecuencia de los exámenes de detección puede aumentar según los factores de riesgo individuales.

 

• Embarazo: las mujeres embarazadas deben realizarse exámenes físicos frecuentes para controlar la salud tanto de la madre como del bebé.

 

• Después de una enfermedad o lesión: se debe realizar un examen físico completo si ha habido una enfermedad, cirugía o lesión importante. Esto ayuda al médico a evaluar la recuperación y detectar cualquier complicación que pueda surgir durante el proceso de curación.

 

• Cuando aparecen los síntomas: si experimenta síntomas inexplicables como fatiga, pérdida de peso, dolor en el pecho o cambios en los hábitos intestinales, es necesario un examen físico completo para determinar la causa subyacente.

 

Un examen físico completo es fundamental para mantener la salud general y prevenir el desarrollo de problemas de salud graves. Al detectar signos tempranos de posibles problemas de salud, brindar intervenciones oportunas y ofrecer atención preventiva, estos exámenes desempeñan un papel crucial en la protección del bienestar a largo plazo.

 

Programar exámenes físicos regulares, según la edad, el historial médico y los factores de riesgo, garantiza que las personas se mantengan informadas sobre su salud y estén mejor preparadas para realizar cambios en su estilo de vida que puedan mejorar su calidad de vida.